Selección femenina "José Francisco Cevallos"

No voy a desmerecer el trabajo que haya hecho la Federación Ecuatoriana de Fútbol por la selección femenina. Voy a informar algunas cosas que creo importantes tras la clasificación al Mundial FIFA femenino 2015.

Una selección femenina se basa en las futbolistas que juegan en el torneo profesional dentro de su país y fuera de él. En el caso de Ecuador, solo del torneo nacional.

Una selección que clasifica a un Mundial FIFA tras solo dos años de real profesionalismo: HISTÓRICO.

Selección femenina en Trinidad y Tobago. Foto: Andrés Molina

El torneo nacional femenino fue creado y organizado desde 2013 por el Ministerio del Deporte, en ese entonces dirigido por José Francisco Cevallos.

La FEF debería ser la encargada de organizarlo: orden FIFA.
¿Por qué no lo hizo nunca?

El ministerio no solo organizó el torneo, sino que cubrió el 100% de los gastos de uniformes, movilización, alimentación, hospedaje, juzgamiento, entre otros.

El primer campeonato nacional absoluto femenino fue cubierto por el Ministerio, con un costo de $190.198, según un portavoz de dicha entidad. ¿La FEF con cuánto aportó? CERO.

En el segundo torneo, el nivel –y exigencia- aumentó. Y con ello el presupuesto. El Ministerio del Deporte invirtió más del doble: $423.688. ¿La FEF con cuánto aportó? CERO.

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¿Por qué la FEF nunca creó un torneo profesional nacional absoluto? Más allá del dinero entregado por FIFA anualmente, de su presupuesto algo debió salir.

La FIFA ha aportado desde 2010 un monto anual destinado al desarrollo del fútbol femenino. El valor es de $37.500. En 2014 la FEF recibió de la FIFA ese valor además de otros para el desarrollo del arbitraje ($154.431), por ejemplo. Además de un “bonus” de $250.000.

Si la FEF no desarrolla el campeonato ecuatoriano femenino absoluto, entonces ¿qué hace con ese aporte que entrega FIFA anualmente?

Son $187.500 recibidos por FEF desde 2010 para el desarrollo del fútbol de mujeres.

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Si no hubiera sido por el exMinistro José Francisco Cevallos, este logro no se hubiera conseguido. No es por echarle flores, es la REALIDAD.